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Desde finales del pasado siglo una gran oleada de países emergentes han ido ganando posiciones en los mercados internacionales. Países de Latinoamérica como Brasil, Chile, México, o Argentina, economías del este como Turquía o Rusia; países del sudeste asiático como China, India, Indonesia, Tailandia o países del golfo pérsico como Emiratos Árabes Unidos o Egipto, se engloban en este grupo de mercados emergentes dando origen a terminologías empleadas con frecuencia en la economía moderna como las “economías BRICS” (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o las “economías MIST” (México, Indonesia, Corea del Sur, y Turquía) para referirse a grupos de países que por su analogía y peso en la economía internacional actual tienen proyecciones de crecimiento económico muy elevadas de cara al futuro. Por ejemplo, en el caso de las economías BRICS, se espera que en el año 2025 alcancen en conjunto un peso en el PIB mundial de en torno al 30%.

El hecho de que estos países hayan tenido en los últimos años un desarrollo más acelerado o presenten para el corto, medio y largo plazo perspectivas de crecimiento más elevadas, está vinculado directamente al potencial de su tejido empresarial, que en estas economías emergentes, presentan características similares a la hora de llevar a cabo la internacionalización. De este modo, algunas de las características más relevantes del tejido empresarial de estos países son:

  1. La producción y ejecución de proyectos de manera eficientes. El proceso de internacionalización de las empresas de países emergentes es por experiencia mucho más acelerado que el de las empresas de países provenientes de países tradicionales, siendo el de estas un proceso mucho más gradual. Como ejemplo de esto, en el pasado las empresas multinacionales de países tradicionales se internacionalizaron una vez haber desarrollado una serie de ventajas competitivas como son por ejemplo una marca o una tecnología propia. En cambio, en el caso de multinacionales de países emergentes se ha producido justamente lo contrario, comenzando estas a internacionalizarse de manera general antes de desarrollar activos intangibles valiosos como marcas o tecnologías propias, siendo precisamente este proceso de internacionalización el que les ha permitido desarrollarlas.
  2. Proceso de internacionalización dual. También, en el caso de las empresas provenientes de países tradicionales, el proceso de internacionalización ha sido un proceso unidireccional, sobre todo penetrando en mercados que eran menos desarrollados que el país de origen. Esto claramente en el caso de las empresas provenientes de Estados Unidos o de los países de Europa más avanzados. En el caso de las empresas provenientes de países emergentes, estas se han internacionalizado por dos vías pudiéndose hablar de un proceso dual: por una parte, hacia mercados menos desarrollados, por ejemplo en África u Oriente Próximo o en el sudeste de Asia; por otra parte, hacia los mercados más avanzados del mundo, siendo así el método de cómo se han adentrado en Estados Unidos y Europa.
  3. Habilidad para la creación y el desarrollo de redes. Por otra parte, respecto al método de entrada empleado, la empresa multinacional de países tradicionales ha empleado métodos de entrada de crecimiento interno y de filiales de una manera mucho más frecuente que las multinacionales de los países emergentes, que han empleado alianzas y adquisiciones en mayor medida, por lo que presentan una elevada experiencia en la gestión de adquisiciones.
  4. Capacidades políticas. Las multinacionales tradicionales tienen capacidades más débiles de gestionar el riesgo político que las multinacionales emergentes. De hecho, las primeras tratan de evitar internacionalizarse a países con elevado índice de riesgo político mientras que las segundas han aprendido ese tipo de capacidades políticas en su país de origen y han tendido a expandirse en el mundo por países con un riesgo político más elevado.
  5. Flexibilidad organizativa. También, en general, las empresas de países emergentes gozan de un grado de adaptabilidad organizativa mucho mayor que las de los países tradicionales, las cuales suelen ser más burocráticas en términos de su estructuración interna.
  6. No inventan nuevos productos sino que mejoran los ya existentes. Las empresas de países emergentes no son inventores de nuevos productos sino que han logrado alcanzar el éxito mejorando los ya existentes o adoptando (tempranamente) la nueva tecnología. Por ejemplo muchas de las empresas más potentes en el mundo de las telecomunicaciones en estos momentos son empresas de países emergentes que supieron aprovechar las nuevas tecnologías y adaptarlas de una manera muy eficaz y ágil al nuevo entorno.
  7. Adaptación del producto a los diferentes mercados. Estas empresas emergentes son también empresas que triunfan en los mercados étnicos, diferenciando sus productos en países en lo que conviven diversas culturas.

De cara la internacionalización, es necesario y fundamental que las empresas aprendan no solo de las empresas ya establecidas en mercado exteriores sino también, de las técnicas y métodos empleados por estas empresas emergentes. Mediante estas ventajas competitivas, muchas de estas empresas se han logrado posicionar en los puestos más importantes de su sector a nivel global. Es por ello, por lo que desde Comerciando Global, estudiamos esas técnicas, métodos y ventajas competitivas, las adaptamos, y las empleamos en los procesos de internacionalización de nuestros clientes, asegurándonos así de que adoptan modelos eficientes y de vanguardia a nivel internacional que les permitan acceder a esos mercados y mantenerse en ellos en el tiempo de manera eficaz y rentable.