Política y negocios, negocios y política, los dos campos van de la mano como uno siempre afecta al otro. Una nueva ley puede cambiar drásticamente el juego económico de la noche a la mañana y alterar la estrategia de una empresa para su futuro. Al mismo tiempo, el sector empresarial tiene un control eficaz sobre los políticos y ejerce una enorme influencia en la orientación de la política de una nación. Como resultado de esta relación inquebrantable entre los dos pilares del mundo moderno, las empresas deben contemplar el futuro posible en las acciones de un gobierno antes de invertir.
Esta investigación es fundamental cuando se busca invertir en un entorno internacional de cambios repentinos como una guerra, un rápido deterioro de las relaciones o cualquier evento que altera el estatus global tradicional puede convertir lo que parecía un activo rentable en una pérdida inimaginable. Los peligros de la inversión internacional en un mercado riesgoso han llegado en el centro de atención durante el último mes, ya que se impusieron sanciones debilitantes a Rusia en respuesta a su bárbara invasión de Ucrania. Cualquier activo que las empresas occidentales tuvieran allí, se puso en riesgo, dado el éxodo de muchas de ellas ante la amenaza de sanciones o por presión política.
El impacto negativo de la geopolítica se incrementará a medida que crezca la división en el mundo. Asistimos a nivel global a la disputa entre Estados Unidos, que busca mantener su estatus como potencia hegemónica mundial, y China que busca precisamente sacudirlo.
Así, China busca expandir su influencia en los países en desarrollo a través de su cinturón de influencia. El último éxito de China es el reciente acuerdo con las Islas Salomón, que permitirá a China construir una base militar en esta cadena de islas estratégicamente en el sur del Pacífico. Mientras tanto EE.UU. intenta detener el ascenso chino a través de la guerra comercial, que ha continuado durante la presidencia de Biden, campañas contra empresas como Huawei y la denuncia de los abusos del régimen chino a los derechos humanos.
Por otro lado, En 2020, la pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto cómo la ruptura de la cadena de suministro global, provoca desastres de forma global, y situaciones autárquicas. La cuestión clave a analizar, es si el populismo promueve igualmente el aislacionismo y la autarquía, alejándose de la interconexión global que el mundo requiere para prosperar. Estos movimientos se enfocan en mejorar los beneficios para los ciudadanos nacionales, lo que se traduce en altos aranceles sobre los bienes importados y una reducción significativa de la inmigración para proteger el empleo doméstico, aun costa de crear precios más altos para los consumidores. Estos movimientos políticos pueden provocar efectos sustanciales en la economía, que todas las empresas deben tener en cuenta al pensar en invertir en entornos internacionales. La decisión de invertir en naciones cada vez más aislacionistas, podría volverse perjudicial si se implementan medidas que alejan al país de una economía globalizada.
Por lo tanto, la geopolítica puede hacer rentable o convertirse en una inversión desastrosa. Una inversión en activos con rendimientos notables, pueden perder valor inmediatamente si la situación geopolítica se deteriora. Es por ello fundamental que las empresas analicen adecuadamente el clima político de sus inversiones de forma exhaustiva. Esta investigación será cada más crítica, dado que el mundo está entrando en un período de crisis e inestabilidad creciente. Por otro lado, también hay que considerar que determinadas inversiones arriesgadas, pueden tener una enorme recompensa. Es crítico que una empresa entienda completamente el nivel de riesgo que está asumiendo y cómo puede prepararse en este caso.
En Comerciado Global podemos acompañar a la empresa en sus estrategias de internacionalización el análisis geopolítico, con la colaboración de diferentes miembros de nuestro equipo.